Desde hace mucho tiempo, es sabido que
el ejercicio físico es bueno para la salud y para mejorar nuestra forma física,
pero es ahora, en los últimos años, cuando se ha empezado a dar valor a este
ejercicio como una nueva manera de mejorar también nuestra salud mental aunque
con cierta cautela en dicha afirmación. Por ejemplo, en el Informe del Cirujano
General sobre la Actividad Física y la Salud ( PCPFS Research Digest, 1996) se dice que
“la actividad física parece aliviar los síntomas de la depresión y la ansiedad
y mejorar el estado de ánimo” y que “la actividad física regular puede reducir
el riesgo de desarrollar depresión, aunque la investigación aún sigue siendo
necesaria sobre este tema”.
La
situación sobre la relación entre el ejercicio físico y la depresión ha ido
mejorando a lo largo de los años debido a la aparición de los meta – análisis,
que permiten resumir los resultados de todos los estudios realizados, dándole empaque
a las conclusiones científicas, ofreciendo una revisión completa sobre el tema
con mayor brevedad, definiendo los pasos a seguir en una investigación similar
y permitiendo al resto de investigadores poder replicar el estudio.
Durante la década de los ’90 ha habido
varias revisiones de meta – análisis (Craft, 1997;
Calfas & Taylor, 1994; Arte, 1997; Calfas & Taylor, 1994; Kugler et al., 1994; McDonald & Hodgdon, 1991; North,
McCullagh, & Tran, 1990) y los resultados de las mismas muestran que el ejercicio
está relacionado con la reducción significativa la depresión y además, que
estos efectos comienzan desde el inicio de la realización del ejercicio y que
persisten habiendo terminado este. En otros análisis, como el de North
et al. (1990) se encontró que el ejercicio físico
disminuyó más la depresión que cualquier técnica de relajación o que la
participación en actividades gratificantes, aunque no mejor que la
psicoterapia.
Además, se
ha demostrado que el ejercicio físico produce más efectos antidepresivos
cuando:
- El
ejercicio físico se prolonga durante más de nueve semanas (Arte, 1997; North et
al., 1990).
- Cuando
se realiza durante más tiempo, con mayor intensidad y durante un mayor número
de días por semana (Craft, 1997).
Pero, ¿Qué relación existe entre el
estado de ánimo y el ejercicio? Pues los investigadores comentan que el
ejercicio físico aumenta el nivel de serotonina en el cerebro, un
neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo, el apetito, la libido y el
sueño. Además, se liberan endorfinas que están relacionadas con el placer y que
pueden reducir la sensación de dolor y producir un estado de euforia.
El ejercicio sería el causante de un
bienestar mental y una mejoría psicológica a todos los niveles, influyendo en
la mejora de estados depresivos, de ansiedad, estrés, neurosis y otras muchas
afecciones, resultando beneficioso psicológica y físicamente para ambos sexos y para
todas las edades.
Así que ya sabéis, ¡¡¡a darle caña al deporte, que revitaliza cuerpo y mente!!!
¡¡¡ Buenos días !!!
La cuestión es cómo convencer a una depresión incipiente a que salga a hacer ejercicio de forma sostenida en el tiempo. ¿La psicoterapia? Y si después de la duchita se jugara una buena partida de ajedrez... ¿a que ayudaría muchísimo? Desde luego estoy convencido que con estas tres cosas no tardaría en aparecer alguna ilusión. ¡Qué razón tenían los filósofos griegos cuando decían aquello de "Men sana in corpore sano"!
ResponderEliminarpor supuesto que será difícil convencerlo de que salga a hacer ejercicio, pero no es imposible. ese es nuestro trabajo, ser creativos y conseguir captar la atención de nuestro cliente para poder ayudarle y que, como bien dices, le surja la ilusión por hacer algo. no nos podemos desanimar nosotros también!! :)
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