El otro día un
hombre me preguntó “¿Pero todos los psicólogos no hacéis lo mismo? ¿No son
todas las terapias iguales? Tu vas, pagas y luego te hacen preguntas, hasta que
te encuentras bien, bueno, excepto los que son esos de Freud, que te tumban en
un sofá y hablas tu solo, y encima tardas años…” Y la verdad, no me sorprendió su pregunta,
puesto que es la realidad que nos rodea.
Tenemos la
idea preconcebida de que las terapias que existen, las que nos muestran en la
televisión, esas en las que aparece el paciente tumbado en un gran diván de
color negro mientras su analista escucha sus deliberaciones asomando
ligeramente su cabeza por detrás.
Y puesto que
esto no tiene nada que ver con la realidad clínica, la que vemos todos los
días, y mucho menos a la que podemos acceder desde cualquier centro de salud
pública… me he puesto melancólica y me apetecía recordar que no solo hay una
visión de las cosas y que todas pueden ser igual de válidas si están bien
desarrolladas.
Y ahí entra en
mi recuerdo mi querido Jacob Levi Moreno, nacido en Bucarest en 1889, el cual acuña el término “psicoterapia
de grupo”, convirtiéndose en uno de los pioneros del desarrollo de la misma.
Creador del
psicodrama, una forma de psicoterapia consistente en la representación
(dramatización) por parte del paciente de acontecimientos pasados o futuros,
reales o imaginarios, externos o internos, experimentándolos al máximo, como si
estuvieran sucediendo en el presente, en lugar de simplemente hablar de ellos.
En estas
representaciones se utilizan diversas técnicas dramáticas, guiadas por ciertos
principios y reglas y destinada a:
-Darse cuenta de los propios pensamientos, sentimientos, motivaciones, conductas y relaciones.
-Mejorar la comprensión de las situaciones, los puntos
de vista diferentes y de nuestra imagen o acción sobre ellas.
-Investigar y descubrir la posibilidad y la propia
capacidad de nuevas y más funcionales opciones de conducta (nuevas respuestas).
- Ensayar, aprender o prepararse para actuar las
conductas o respuestas que se encontraron más convenientes.
El psicodrama
tiene elementos de grupo porque se desarrolla ante un público y su finalidad es
provocar, no sólo la catarsis, sino además el encuentro. El encuentro borra las
distancias entre los hombres aporta nuevas vivencias y enfoques sobre la
relación y permite adoptar nuevas
actitudes y respuestas.
El elemento que interviene en el proceso de encuentro es el factor TELE,
que es:
- La mutua y clara visión del pasado, presente y futuro que
se produce en la correspondiente relación recíproca.
- Un vínculo de percepción que nos permite entender los
pensamientos y sentimientos de los demás y sentirnos más cerca de ellos
(conexión).
- La correcta estimación intuitiva que una persona hace
de lo real en otra.
Moreno decía
que no es posible que nada nazca ni crezca sin espontaneidad. Y no se refiere a
espontaneidad como hacer lo que uno quiere cuando quiere, sino más bien, hacer
lo apropiado en el momento oportuno y esto de una manera novedosa, no limitándose
a repetir pautas de comportamiento aprendidas y estereotipadas.
La finalidad general de las intervenciones psicodramáticas es la
de poder lograr cambios, a través de la experiencia psicodramática, tanto
individual como grupal, ya sea en los sentimientos, en la forma de pensar, como
en las actitudes, en la conducta, en el estado de ánimo o en las expectativas
personales, que mejoren la percepción de la propia salud psicosocial y el
bienestar personal.
El concepto de espontaneidad nos lleva a la manera adulta de jugar
la vida; no desde el deseo (como si fuéramos niños) ni desde la obligatoriedad o exigencia, sino desde la propia voluntad, desde la elección, desde el querer
hacer y sentir, desde la libertad como persona adulta, feliz y emocionalmente sana.
No conocía yo eso del "psicodrama". Es muy interesante. La verdad es que venimos haciendo mucho de eso en la vida diaria, pero visto desde el punto de vista de la terapia... seguro que quien esté dispuesto a "jugar" puede que le sea muy útil.
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