Una lengua viperina...


   El lenguaje que usamos cada día es nuestro patrimonio común, fruto de la historia y la cultura que compartimos y que ha condicionado la forma en que nos comunicamos. Es también una herramienta de transmisión de valores que dice mucho de la forma de pensar de una sociedad determinada.

   Las normas lingüísticas por las que se rige nuestro idioma, y que  en muchos casos ocultan la presencia de la mujer bajo el uso genérico del masculino, provienen de una mentalidad que es reflejo de la cultura de otros tiempos, de sociedades donde la mujer era excluida de la vida social, y como consecuencia de ello, también del lenguaje.

   La discriminación y subordinación de las mujeres por parte de los hombres se concreta socialmente a través del sexismo y del androcentrismo. El origen del sexismo en el lenguaje está relacionado con la cultura androcéntrica, que toma el punto de vista del hombre como referente universal, representativo de toda la humanidad. Y una de las consecuencias más evidentes de esta cultura y esta visión androcéntrica es la invisibilización de las mujeres, de su presencia, sus aportaciones  y sus expectativas.

   Este hecho se hace evidente en las normas gramaticales del español, que considera que no es necesario mencionar el femenino cuando se alude a una colectividad formada por hombres y mujeres, ya que éstas se incluirían en el masculino, utilizado como un genérico. Por ejemplo: Todos los trabajadores deberán acudir a la reunión.

   También se hace referencia de esta desigualdad en muchos términos sexistas que utilizamos a diario, como son los duales aparentes: términos y expresiones que siendo idéntica la forma, adoptan significados diferentes, según se empleen en masculino o femenino, según se apliquen a hombre o a mujer. Por ejemplo:

Zorro – Zorra,  Lagarto – Lagarta, Fulano – Fulana, Perro – Perra,
Hombre público – Mujer Pública,  Golfo – Golfa etc.

   Ni que decir queda que en el ámbito laboral las mujeres aún siguen ninguneadas, incluso por organismos oficiales como el Diccionario de la R.A.E. , donde si buscamos por ejemplo “Sargenta” sigue haciendo referencia  a cualquier cosa menos a una mujer mandataria, porque parece ser que para la Real Academia la mujer aún no ha llegado al ejercito. (Vergonzoso).

   Es importante que tomemos conciencia de los factores que han influido en esta forma de hablar, para adoptar una actitud crítica frente a un uso del lenguaje que invisibiliza a las mujeres y resta valor a sus aportaciones. Es nuestra responsabilidad adaptar el lenguaje a la sociedad “democrática” en la que vivimos, donde la igualdad está reconocida como uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico.

   Por un lenguaje no sexista, por la igualdad de mujeres y hombres… 

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5 comentarios:

  1. creo que el problema, para que no se cambie el idioma, con ese tipo de palabras que marcas es que están muy arraigadas en la sociedad.
    No por ningún tema de sexismo.

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  2. no se trata de cambiar el idioma en sí. Lo que se pretende es concienciar a la población de un uso del lenguaje de manera responsable. El idioma español, a diferencia de otras lenguas, no es sexista en sí mismo, sino que el problema está en el uso que hacemos de él, por lo que se ha generalizado la expresión de "uso sexista del lenguaje".

    Lo que se pretende es que englobemos al sexo femenino cuando hablamos, porque se cree que los genéricos masculinos están invisibilizando a la mujer. Es decir, que cuando hablemos utilicemos sustantivos sin género. Por ejemplo, en lugar de decir ciudadanos/as, decir ciudadanía. En lugar de decir "el hombre", pues decir "el ser humano", no se si me explico.

    Las palabras no son sexistas en sí mismas, sino el uso que hacemos de ellas. Por tradición androcentrista, siempre se ha usado el masculino para nombrar tanto a hombres y mujeres. ¿Qué pasaría si fuera al revés? ¿Si cuando habláramos para un público general dijéramos "Todas nosotras" en vez de "todos nosotros"? ¿Porqué las mujeres se deben de sentir incluidas en ese "Todos" y los hombres se sienten discriminados cuando se dice "Todas"?

    Todo esto, no lo digo yo, sino nuestro marco legal, que obliga, por ley, a las administraciones públicas a que acomoden un lenguaje no sexista. Solo será cuestión de tiempo que esto se imponga por ley a toda la ciudadanía, y esa es la lucha de la igual de oportunidades.

    Aunque si te doy la razón en una cosa, será difícil cambiar las duras mentes de algunas personas en esta sociedad masculinizada para todo...

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  3. Bueno Sara, te tocó. No es que no tengas razón, es que se te ve hipersensibilizada precisamente por identificarte tanto con tu sexo. Yo denunciaría como lo has hecho tú, pero no perdería ni un minuto más en batallas que no nos van a llevar a ningún sitio, al menos por ahora. Seguro que tienes cosas mucho más positivas que aportar. Seguiremos observando. ;-)

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  4. ya me decía mi madre que era la defensora de las causas perdidas... es de "deformación" profesional ;)

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  5. El lenguaje no es estatico y tiende siempre a adaptarse a las condiciones historico sociales de cada epoca; en lo personal creo que en cuanto van cambiando los conceptos sociales que estamos formando en esta epoca, cambiaran las formas de lenguaje que nos adapten a los mismos, sin embargo no sabemos como acabaran estos cambios porque apenas estamos "fabricando" una constructo social distinto,.
    Es tal vez cuestion de esperar y seguir transformando conceptos que es lo que nos corresponde.

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