Hagamos el amor y no la guerra...

Cuando nos dejamos influir por el qué dirán, por las habladurías o por los deseos de los demás antes que por nuestras propias necesidades o anhelos, estamos demostrando que  siempre hay algo que es más importante para nosotros, los demás.

Aún hay mucha gente que piensa en la sexualidad como un tema tabú y no disfruta de ella por sus miedos, complejos u otros pensamientos erróneos. Pero, como dice Silvia de Béjar, “El sexo no es algo que se acabe en la cama, que sucede durante un rato y que cuando termina se acabó y punto. Es algo que va mucho más allá”
El mito de que la mujer que tiene una vida sexual plena es una “fresca”, sigue rondando nuestra mente, y hasta que esta idea no desaparezca, las mujeres seguiremos atadas a este estigma que nos impide disfrutar de nuestra libertad para elegir, de nuestro placer y de nuestra independencia.

En la actualidad (aunque afortunadamente cada vez menos) nos seguimos rigiendo por el modelo sexual enfocado desde el punto de vista masculino, en el que su placer, es lo primero. Todo esto, unido a una cortedad de miras, ha dado lugar a la falocracia o dictadura del pene, con lo que la actividad sexual por excelencia es el coito.

A pesar de todo esto, los hombres también tienen que cargar con su propia lacra. Aparentemente en lo relacionado al sexo tienen muchas más ventajas que nosotras, pero muchos de ellos se ven afectados por este mismo modelo sexual, aunque sí de diferente forma.

Los hombres siempre son los que deben de saberlo todo con respecto al sexo. Determinadas partes de su cuerpo, así como fantasía, deseos o emociones, deben de ser reprimidas debido a que se asocian a ser “poco machos”. Si no se han acostado con muchas mujeres, son unos pardillos ante sus amigos, y, además, si su pene no es lo suficientemente grande, son ridiculizados por ello.

Damos por hecho que un hombre siempre tiene que tener ganas, y debe “rendir” hasta que nosotras estemos suficientemente satisfechas. No pueden decir un “no” por respuesta y deben saber todo lo relacionado con el sexo. En definitiva, ser los “Dioses del Sexo”. Y  además se les cuelga el cartel de que siempre piensan “con eso”.
Todos estos aspectos culturales y sociales nos hacen olvidar que la sexualidad humana de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2006) es en esencia:
"Un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales."

Y dado que la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico, y así se muestra en la Declaración de los Derechos Sexuales (WAS, OPS, 2000):

·         El derecho a la libertad sexual.
·         El derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexuales del cuerpo.
·         El derecho a la privacidad sexual.
·         El derecho a la equidad sexual.
·         El derecho al placer sexual.
·         El derecho a la expresión sexual emocional.
·         El derecho a la libre asociación sexual.
·         El derecho a la toma de decisiones reproductivas, libres y responsables.
·         El derecho a información basada en el conocimiento científico.
·         El derecho a la educación sexual integral.
·         El derecho a la atención de la salud sexual.

Los tabúes de la sociedad, las ideologías y las creencias irracionales de cierta parte de la sociedad, han lacrado nuestro deseo y lo han reducido a la mínima expresión. Por lo tanto os insto a disfrutar cada uno de vuestra sexualidad como mejor se os dé, como os apetezca y sin miedo al que dirán que para eso nuestro cuerpo es nuestro.

6 comentarios:

  1. ¿Que nos invitas a disfrutar de nuestra sexualidad? Vale, que no se te olvide que “hacemos lo que podemos” TODOS. Menos mal que te has acordado de los hombres. Disiento en que seamos o nos consideremos los “Dioses del sexo”, o que esto sea una “falocracia”. Si miramos a “la otra parte” la femenina, también tiene mucho que decir y por H o por B, muchas veces dice NO, sus razones tiene, seguro. Mira, han sido tantos años de intentar poner orden la sociedad, que está todo distorsionado, Poco a poco volverán las aguas a su cauce. Se van a producir barbaridades, vamos a sufrir mucho. Lo que no hay derecho es que, a lo largo de nuestra vida, vayamos dando tumbos y haciendo barbaridades, para llegar a una madurez, a un equilibrio. Lo peor de todo es que muchos no llegan. Lástima. Para aclararnos… ¿seguiremos hablando de sexo?

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  2. noto cierto resentimiento en tus palabras y no entiendo por qué. Tampoco entiendo a que viene lo de "Menos mal que te has acordado de los hombres". La verdad, creo que no has conseguido entender la esencia del texto. No es un ataque al mundo masculino, ni mucho menos.

    De hecho, en este artículo defiendo la libertad sexual, tanto la masculina como la femenina. y, por si no lo has entendido bien, lo que trato de decir es que no solo las mujeres sufrimos esa lacra, sino que los hombres también. No me refiero a que los hombres os consideréis los "Dioses del sexo" sino que socialmente, es la apariencia que muchas veces tenéis que dar para sentiros aceptados. Por ejemplo, un adolescente debe dar una "imagen" de machote ante sus compañeros, porque sino no se sentirá ni le harán sentirse integrado. Y eso es tan real como la vida misma.

    A lo de que muchas veces las mujeres dicen NO, como bien dices, están en su derecho, AL IGUAL QUE LOS HOMBRES. Éstos tienen también el derecho a desprenderse del cliché social que les persigue.
    Pero nuestra sexualidad no se limita unicamente a lo que hacemos con otra persona o a los clichés, sino a disfrutar de nuestro propio cuerpo, a veces, en solitario. hay maneras varias de disfrutar de nuestra sexualidad.

    Espero que podamos seguir hablando de sexo (femenino, masculino, heterosexual u homosexual) y de todo lo que nos apetezca en un entorno agradable y cordial.

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  3. De acuerdo contigo. A lo peor no me he sabido expresar. Es que hay veces que mi particular sentido del humor... Estate segura de que no hay resentimiento en mí, sólo lamento de que no hayamos sido capaces en ponernos de acuerdo. Lo teníamos muy difícil. Recuerda lo de "TODOS" que pongo en el comentario anterior. Personalmente te tengo que decir que ¡por fin! lo he logrado, me ha costado sudor y lágrimas, pero al final lo he conseguido. He logrado llamar a las cosas por su nombre; un poco tarde, pero bueno.

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  4. Pues sí, los patrones sexuales dominantes están asociados a la dominación masculina, transmutando con demasiada frecuencia la relación sexual es una relación de poder, de dominación. La alternativa es recuperar la "feminidad" para todos y todas, varones y mujeres, impulsando los componentes afectivos y de ternura para potenciar el papel de la sexualidad como un canal de comunicación interpersonal libre.

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  5. Pues sí, los patrones sexuales dominantes están asociados a la dominación masculina, transmutando con demasiada frecuencia la relación sexual es una relación de poder, de dominación. La alternativa es recuperar la "feminidad" para todos y todas, varones y mujeres, impulsando los componentes afectivos y de ternura para potenciar el papel de la sexualidad como un canal de comunicación interpersonal libre.

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  6. Completamente de acuerdo con Rafael Pla. La última oración acertadísima. He pensado en muchas ocasiones que si se recuperara esa "feminidad" para nuestra sociedad, a lo mejor de otra manera iríamos.

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