y sin avisar ADOLESCENTES...


   En los primeros años de nuestra vida, casi hasta el momento de entrada en la escuela, la familia constituye para un niño el grupo más importante y casi exclusivo del que tomar una referencia. Cuando empezamos el colegio, el niño comienza a tratar a nuevos compañeros, nuevos adultos y nuevos referentes que se añaden a la familia como segundo grupo social de referencia.

   Cuando nos  vamos acercando hacia la adolescencia, el deseo de adquisición de autonomía personal así como la separación de la referencia familiar, nos hace pensar que este periodo de estrés y cambios nos lleva inevitablemente a conflictos entre generaciones.

Así lo decía el señor Freud y su hija, Anna, que describieron como inevitables las fricciones entre padres e hijos, ya que existe una lucha dentro del adolescente, que tira a liberarse de la dependencia de sus padres.

   Pero no todos pensaban lo mismo. Así pues, Margaret Mead, una antropóloga que decidió estudiar la adolescencia en culturas que no eran occidentales, concluyó que cuando una cultura da la oportunidad al adolescente de pasar la etapa a través de una transición gradual y serena de la niñez a la edad adulta, la rebeldía del adolescente no es común.

   Paralelamente a la emancipación con respecto a la familia, los adolescentes establecen lazos más fuertes con otros miembros de la sociedad, más parecidos en edad y en pensamiento que su familia. Desarrollan una capacidad y disposición para entregarse a un ideal, a un valor, al altruismo…

   Y ahora, tras leer sobre este tema y ver como grandes expertos de la psicología clásica así como de la antropología nos dicen que los adolescentes son altruistas, que necesitan separar su mente del núcleo familiar y “todo irá bien”… ¿Qué es lo que se hace mal en la época actual?

   ¿Por qué los adolescentes de hoy en día (o la gran mayoría, siempre desde mi punto de vista, claro está) a perdido esos valores? ¿Es mi percepción la que falla o cada día los adolescentes están más perdidos que nunca? ¿Qué es lo correcto, mantenerles bajo el manto de la familia, o darles ese espacio de transición, en el que es muy fácil perderse por el camino?

  
Está claro que, al igual que cada adulto, cada adolescente tiene una visión muy particular de lo que es la vida, de lo que puede esperar, de sus límites, sus capacidades, sus deberes… Pero no puedo dejar de sentir un escalofrío cada vez que oigo un caso de abuso escolar, en el que unos compañeros maltratan, degradan, insultan e incluso agreden a otro de sus iguales…

   El señor Vygotski (uno de los grandes precursores de las teorías del desarrollo), creía firmemente que su trabajo se realizaba en una sociedad que otorgaba gran valor a la eliminación del analfabetismo y el desarrollo de programas educativos que maximizarían el desarrollo del potencial de todos los niños…

   ¿Dónde quedó esa sociedad?… Quizá deberíamos empezar por nosotros mismos, y ver qué es lo que estamos haciendo mal, qué no estamos haciendo o que deberíamos hacer para que esta imagen actual de generaciones ni – ni, de adolescentes agresivos, de niños maltratadores y de fracasos inminentes empiece a desaparecer…

   Pero, que duro nos resulta hacernos responsables de nuestros errores… ¿Verdad? Siempre podemos confiar, como decía el periodista Earl Wilson en que "La nieve y la adolescencia son los únicos problemas que desaparecen si los ignoras el tiempo suficiente"....




 
 
 
 
 
 

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